El Yacimiento de El Almendral

Lo primero que observamos, son dos momentos de ocupación humana bien diferenciados en el conjunto arqueológico de El Almendral: uno relacionado a una finca rústica, la denominada casa de Autrán, que según documentación archivística, alcanzamos a fechar a mediados del siglo XVIII, englobando junto a esta edificación, la noria cuya funcionalidad parece estar ligada a un molino aceitero (la documentación hace referencia a una molineta) y dos hornos/ladrilleras y otro momento, anterior, relacionado a un alfar romano. Será en la noria donde se proyecten los trabajos arqueológicos y de restauración del Taller de Empleo El Almendral.
En los años centrales del siglo XVIII el constructor naval y director del Arsenal de la Carraca, Ciprián Autrán, vecino de Puerto Real, adquiere varias fincas olivareras en las cercanías del núcleo urbano de Puerto Real. 
En esta enorme finca construye una cortijada, en el lugar que desde entonces tomará el nombre de Cerro de Cautrán o Pago de Autrán (lo que hoy se conoce como El Almendral). La funcionalidad de la finca estaba ligada a las labores agrícolas y a la producción aceitera, no estaríamos hablando, por tanto, de la residencia de la familia Autrán. 
Junto a esta construcción se levantó una noria (hay que resaltar como el tipo de aparejo de la noria no difiere con el de la finca) con unas dimensiones considerables(diámetro de 11,30 m. y altura entre 3,26 y 5,50 m.). Sin entrar en detalles evolutivos (los trabajos de este taller de empleo irán encaminados a clarificar en este sentido), se compone de un vaso principal y de 14 contrafuertes levantados para la sujeción de dicho cilindro. 
La documentación archivística hace mención a la casa de Autrán y a una molineta. Es muy probable, que esta noria estuviese ligada a un molino de aceite, además de tener la función de abastecer de agua los cultivos, así como a la propia finca para uso doméstico.
La finca de Autrán estuvo ocupada en años posteriores, 180-1812, por las tropas napoleónicas y convertida en casa fuerte aspilleada para la defensa de los caminos que partía hacia Jerez y Medina junto con las baterías de Cerro de Ceuta y de la Hacienda de San José. La noria, en este sentido, era usada como torreón defensivo.
Son numerosas las edificaciones agrarias ocupadas y adaptadas como baluartes defensivos por las tropas francesas para el control de los territorios ocupados. 
Una vez recuperada la villa de Puerto Real (24 de Agosto de 1812), vemos en el diario de operaciones de 30 de noviembre de 1812 como "...prosiguen las obras del Trocadero y de la casa fuerte de Autrán, retirándose a la hora acostumbrada..." Estas obras estaban relacionadas a las tareas de demolición que se llevaban a cabo en numerosas baterías francesas, de hecho, según se comenta en el diario de operaciones de 2 de Diciembre de 1812 "...en esta plaza se continúa trabajando en la cortadura del Trocadero y en demoler la casa fuerte del cerro Autrán..."

Estas actividades y la desvinculación que desde aquellos años se produce entre la familia Autrán y sus propiedades puertorrealeñas, aceleraron el estado ruinoso de la casa,no así de lanoria que hoy día sigue en pie.

Dentro de este marco cronológico, cabría hablar de los dos hornos, ladrilleras, localizados a 74 metros al Este de la noria. Tanto por los datos obtenidos en los trabajos de campo, como por la información sonsacada con el estudio archivístico pensamos que estas estructuras tienen su origen, al menos a finales del siglo XVIII, pudiendo relacionar su funcionamiento, al abastecimiento masivo de ladrillos que demandó el crecimiento urbano de Puerto Real en los años 1770-1780. Además, poseemos un curioso dato, de tales fechas, que nos habla de la repartición de Los Barreros hecha por el ayuntamiento, para su explotación por parte de distintos alfareros, uno de los cuales, estuvo relacionado con la finca de Autrán.
Estos hornos estaban destinados a la fabricación de ladrillos, pero no sería descabellado pensar que se alternasen hornadas para la cocción de cacharrería.
El abandono de estas ladrilleras estaría vinculado a la eclosión en Puerto Real de la Fábrica Lavalle, a finales del siglo XIX, aunque ya con anterioridad, en el período de ocupación francesa de la villa,probablemente, sufrirían un estado de abandono importante.. 
Por otra parte, el otro gran momento histórico del yacimiento de El Almendral sería el complejo alfarero de época romana adscrito a una cronología de finales del siglo I a.C-siglo II d.C (inclusive), dentro del período altoimperial. Sin embargo, la presencia de fragmentos de campanienses, así como de tipos anfóricos Mañá C2b nos pueden acercar a un origen republicano. La excavación hasta agotar el registro de los distintos niveles de colmatación, ayudará, en este sentido, a confirmar cronologías y funcionalidades.
En cuanto al tipo de producción que se desarrollaba en este complejo alfarero, sería amplio, como vienen a demostrar los distintos fallos de cocción recogidos en la excavación (material latericio como ladrillos, tégulas, ímbrices; tapaderas; cerámicas comunes; “filtros”; ánforas)
La producción anfórica sería la principal o la más numerosa, al menos, es lo que queda patente en el registro arqueológico, cuantitativamente.
Hasta nuevos trabajos arqueológicos en el yacimiento podemos decir que las primeras producciones anfóricas en El Almendral están ligadas al grupo de “ánforas de tradición púnica fabricadas en la bahía de Cádiz durante la República” o Grupo I de Enrique Vargas García (La producción de ánforas en la Bahía de Cádiz en época romana, 1998), con las Mañá C2b. Estos recipientes son los contenedores habituales de salsas de pescado en la bahía gaditana desde el II a.C hasta época de Augusto, siendo el siglo I a.C, el de mayor presencia y momento más propicio para relacionar con El Almendral.
Tras este primer grupo, un segundo, “imitaciones de ánforas itálicas producidas en el contexto económico de la agricultura de plantación durante la República” o Grupo II de Enrique Vargas García (La producción de ánforas en la Bahía de Cádiz en época romana, 1998), donde quedarían registradas formas como la Dressel 1C, contenedor comúnmente ligado a la exportación de vino. Estas ánforas, de clara imitación de prototipos itálicos, vienen a estar relacionadas al proceso de romanización de la bahía y la integración de la misma en patrones económicos de la “agricultura de plantación”, focalizada en la villa.
Habría que señalar que el número de restos asociados a este tipo anfórico es escaso, si bien es cierto, que se han registrado fallos de cocción que nos están indicando la producción en los alfares de El Almendral de este contenedor. Junto a esta forma de Dressel 1C, se han detectado algunos bordes que, probablemente, se traten de Ovoides Gaditanas, aunque es difícil de precisar por el estado de los mismos.
Los tipos anfóricos más numerosos registrados en El Almendral son los adscritos al Grupo III de Enrique Vargas García (La producción de ánforas en la Bahía de Cádiz en época romana, 1998), “ánforas altoimperiales gaditanas producidas en alfares de dimensiones pequeñas y medias ligados al marco económico de la villa”. En este sentido, y en base a los restos encontrados tanto en niveles deposicionales, rellenos o vertidos, la producción mayor se asocia a la familia Dressel 7/11. Los tipos Dressel 7, 8, 9, están claramente identificados. No ocurre lo mismo con la Dressel 10 y 11 (que E. Vargas García asocia al Grupo IV).
Además de estos tipos, se han localizado en El Almendral, formas como la Dressel 12. El caso de la Haltern 70, no tenemos claro su registro en el yacimiento.
Todas estas ánforas están ligadas al proceso de expansión económica de la villa, su relación con la explotación de los recursos tales como salazones y su integración en los circuitos comerciales.
Por último, en El Almendral, se fabricaron tipos anfóricos identificados dentro del Grupo IV de Enrique Vargas García (La producción de ánforas en la Bahía de Cádiz en época romana, 1998), “ánforas alto y medioimperiales gaditanas fabricadas en fundi especializados en la producción cerámica”. Dentro de este grupo, seidentifican, de manera mayoritaria, la Beltrán II A y la Beltrán II B. En menor número, se han detectado formas Dressel 14.
No tenemos claro, hasta la fecha, la producción de formas ligadas a los tipos Puerto Real 1 y 2.
           
Ya para finalizar la producción anfórica, cabría resaltar las formas Dressel 20, asociadas a la producción-exportación de aceite, cuyos tipos adscribimos a las formas de época Flavia-Trajano. Hasta la fecha, no creemos oportuno afirmar que en El Almendral se llevase a cabo la fabricación de estos contenedores y más bien se traten de importaciones del valle del Guadalquivir. Sin embargo, Enrique García Vargas, habla de producciones de Dressel 20 en la bahía gaditana, a partir de los trabajos de Puente Melchor.
En cuanto a las marcas, se han registrado distintos sellos en ánforas como “BA (LT)”, “F.VE” (FIGLINA VALERIA), y el doble “EPHAE”-“AVD” (AMANDIS)
Como comentamos anteriormente, no solo queda patente la fabricación de ánforas en el alfar de El Almendral, siendo reseñable una interesante producción de cerámicas comunes. De este modo, destacamos formas como marmitas de borde envasado, oblicuo al exterior; ollas de distinta morfología; cazuelas, siendo muy numerosas aquellas de borde bífido; las llamadas “macetitas” encontradas en Puente Melchor y que denominamos “filtros” por su funcionalidad; morteros, orzas, tapaderas, jarras, cuencos hemiesféricos, platos, fuentes de bordes exvasados y lebrillos de bordes exvasados y perfil en S de tradición púnica.
Como suele ocurrir en los alfares romanos, todas estas producciones alternaban con la fabricación de material latericio como tégulas de pestaña triangular, ladrillos, ladrillos de termas e ímbrices.

Se han registrado, a lo largo de los trabajos de excavación, fragmentos ligados a la vajilla de mesa, importaciones itálicas (sellos RASIN y HAT) y gálicas (sellos OF.SEX.CA. y AQV).
Para finalizar, el alfar de El Almendral se englobaría dentro de los “asentamientos preeminentemente industriales” como define, Lázaro Lagóstena Barrios en Alfarería Romana en la Bahía de Cádiz (1996), aunque como indica, dependiese de un fundus o vicus. La posibilidad de que la actividad alfarera en El Almendral, estuviese asociada a instalaciones salazoneras en el propio yacimiento es, hasta la fecha, improbable, aunque lógicamente, no la descartamos.

La cronología, como en la mayoría de este tipo de asentamientos o centros, abarca desde el siglo I a.C hasta el II d.C. De este modo, el alfar de El Almendral, se levantó por sus óptimas condiciones: abundante agua, margas y arcillas, vegetación, situación cercana a vías de comunicación terrestre, entre otras ventajas. Hay que añadir, que a pesar de encontrarse en el interior, está a 1 Km de la costa, siendo muy probable que la zona sur del yacimiento, zona baja, fuese ocupada por la pleamar. 

4 comentarios:

  1. Me encanta esta idea, así estaremos informados de vuestros trabajos y sabremos mas de nuestra tierra, gracias

    ResponderEliminar
  2. Una pregunta como se llamaba Puerto Real, en tiempos de los Romanos?
    gracias

    ResponderEliminar